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El sexo de los libros

Lao Tse: ‘Tao Te Ching’

El taoísmo aboga por la naturalidad en la vida y enfatiza el cultivo de la vacuidad, la tranquilidad y la no competencia.

Publicado: 02/07/2025 ·
11:27
· Actualizado: 02/07/2025 · 11:49
  • MONUMENTO A LAO TSE / QINGYUANSHAN
Autor

Carlos Manuel López

Carlos Manuel López Ramos es escritor y crítico literario. Consejero Asesor de la Fundación Caballero Bonald

El sexo de los libros

El blog 'El sexo de los libros' está dedicado a la literatura desde un punto de vista esencialmente filosófico e ideológico

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Su nombre significa, en lengua antigua de China, Maestro Lao o viejo maestro. Lao-Tse, Lao Tzu, Lao Zi, Laozi o Laocio —así como Li Er— es considerado el fundador del taoísmo, y en la leyenda se le atribuye la autoría de la obra Tao Te Ching, Tao Te King y también Dàodé jīng, escrita —se creía— en torno al siglo VI a. C. Hay especialistas que afirman que la mayor parte del texto se originó probablemente en el siglo IV a. C. Tanto fecha como autor siguen siendo ampliamente debatidos.

A mediados del siglo XX, algunos eruditos occidentales argumentaban que la vida del hombre conocido como Lao Tse era dudosa y que el Tao Te Ching fue compilado por muchas personas. El autor titular sería un creador posterior. La notoria falta de un protagonista central en el libro contrasta con casi todos los demás textos filosóficos chinos tempranos.

Hasta 2023, el manuscrito más antiguo del Tao Te Ching se suponía [ut supra] de finales del siglo IV a. C., como parte de las Tiras de Bambú de Guodian Chu. Sin embargo, estas tiras se entremezclan con citas de otras obras, lo que sugiere que el Tao Te Ching aún se encontraba en proceso de revisión y modificación. El ejemplar completo más arcaico fue hallado en una tumba en Mawangdui, fechándose a principios del siglo II a. C. Los primeros análisis críticos que se han conservado respaldan la idea de una evolución gradual en lugar de ser el trabajo producido por un solo autor. En diferentes épocas, esta obra ha recibido diferentes significados. Las estadísticas indican que el Tao Te Ching es la obra filosófica con más traducciones a diferentes idiomas, solo superada por la Biblia cristiana.

«Lao Tse “cultivó el Tao y la virtud”, como Sima Qian [en su crónica Shiji] relata, y “consagró su aprendizaje a la modestia y a la falta de fama. Vivió en Zhou durante mucho tiempo; pero al presenciar el declive de Zhou, partió”. Al llegar a la frontera noroeste que separaba a China del mundo exterior, conoció a Yin Xi, el funcionario a cargo del cruce fronterizo, quien le pidió que plasmara sus enseñanzas por escrito. El resultado fue un libro de unos cinco mil caracteres chinos, dividido en dos partes, que analiza “el significado del Tao y la virtud”. Después, Lao Tse se fue; nadie sabía adónde había ido. Esto completa la parte principal de la narración de Sima Qian. El resto consigna los intentos de identificar al legendario Lao Tse con ciertos personajes históricos conocidos y concluye con una lista de sus presuntos descendientes. Pocos académicos en la actualidad suscribirían plenamente esta tesis. Según William Boltz, “no contiene prácticamente nada que sea demostrable y factual”, y no queda otra opción que admitir la naturaleza ficticia de la figura de Lao Tse» (Enciclopedia de Filosofía de Stanford, artículo “Lao Tse”, revisión de septiembre de 2018).

El Shijin (Registros del Cronista) de Sima Qian es la primera referencia histórica o biográfica que se encuentra sobre Lao Tse, la cual data del siglo I a. C., pero el propio Sima Qian alega que sus fuentes son muy poco fiables y que ha encontrado declaraciones contradictorias sobre Lao Tse; por lo que él mismo no está seguro de si éste realmente existió.

Basándose en estudios filológicos y en la exégesis de las versiones supervivientes, la erudición moderna asume que Lao-Tse es, con seguridad, una figura mítica, y que en la obra apareció su nombre en un tiempo en que se plasmaron por escrito creencias orales de larga cronología y se les asignó un autor. Las fábulas sobre Lao-Tse surgirían de la necesidad contemporánea de hacer una tradición históricamente tangible y parte de una escuela. Se cuenta que Lao-Tse vivió más de 160 años; otras fuentes incluso hablan de 200. Alcanzó esta avanzada edad mediante la perfección en el Tao. Sin embargo, incluso la literatura taoísta es discordante en este punto.

Según sus propias enseñanzas, Lao-Tse, o más bien el fantasma de su nombre, buscó la austeridad y el aislamiento.

El que sabe no habla, / el que habla no sabe. [...] A eso nombran “misteriosa identidad”. / Y así en ella no puede haber próximos. / Ni tampoco extraños. / Ni puede haber beneficio. / Ni perjuicio tampoco. / Ni puede haber honor. / Ni tampoco desprecio. / Por eso es lo más noble del mundo (Lao Tse: Tao Te Ching. Los libros del Tao, Titivillus, 2006. Traducción de Iñaki Preciado Idoeta, LVI 19 A15).

Si respetan al Tao / y honran la virtud / es porque no intervienen, / manteniéndose siempre en la espontánea naturalidad. [...] Engendra sin apropiarse, / ayuda sin hacer alarde, / hace crecer mas no gobierna; / es su nombre “misteriosa virtud” (Ibidem, LI 14).  

«Toda la metafísica del Tao Te Ching se basa en una intuición básica inaccesible a la fijación conceptual estricta que Lao Tse, o más bien aquella sombra de lo real, designa “precariamente” con la palabra Tao (pronunciada dao)» (Introducción a Lao Tzu: Tao te Ching. El libro del camino de la vida, editado y traducido por Richard Wilhelm. Segunda edición. Bastei Lübbe, Bergisch Gladbach, 2003).

Confucio fue a Zhou y estaba a punto de preguntarle a Lao Tse sobre ciertas cuestiones. Lao Tse dijo: “El hombre del que hablas, su cuerpo y sus huesos están descompuestos, solo sus palabras aún resuenan en mis oídos. Además, un caballero cabalga cuando es el momento oportuno y camina cuando no lo es. He oído que un buen comerciante oculta su riqueza, mientras que un caballero de gran virtud parece tonto. Deshazte de tu arrogancia y codicia, de tu arrogancia y lujuria, todo eso no te conviene. Por eso te lo digo”.

El taoísmo aboga por la naturalidad en la vida y enfatiza el cultivo de la vacuidad, la tranquilidad y la no competencia. En política, defiende la idea de gobernar mediante la inacción un país pequeño y escasamente habitado. Lao Tse tiene un pasaje que a menudo se considera una máxima para los políticos: «El camino del cielo es reducir lo sobrante y compensar lo deficiente; el camino del hombre es reducir lo deficiente para servir lo sobrante».

El taoísmo induce a las personas a concentrar sus mentes, a moverse en armonía con lo invisible y a proveer para todo. Su técnica consiste en seguir la gran armonía del yin y el yang, resumir la esencia de los nombres y las leyes, adaptarse a los tiempos, responder a los cambios, establecer costumbres e implementarlas, y ser adecuado para todo. Es conciso y fácil de operar, con pocas tareas y grandes resultados.

El yin y el yang representan fuerzas o principios duales, opuestos pero interrelacionados, que no se oponen entre sí, sino que se complementan.

Técnicamente, el taoísmo se basa en la nada y se rige por las reglas. No tiene un estatus establecido ni una forma fija, por lo que puede explorar la naturaleza de todas las cosas. No está por delante ni por detrás de las cosas, por lo que puede dominarlas todas.

[...] si haces ostentación de tu persona, no eres hombre de luces; / si piensas que siempre tienes razón, no puedes ver con claridad; / si te jactas, no llegarás a triunfar; / si eres orgulloso, ningún adelanto harás (Ibidem, XXIV, 66).

Los confucianos creen que pueden manipular la realidad, comprenderla, identificarla y controlarla. Pero los taoístas creen que tales esfuerzos son la fuente de nuestra frustración y fragmentación. Entienden que los confucianos crean una brecha entre los humanos y la naturaleza que nos debilita y nos destruye. De hecho, para los taoístas, el proyecto confuciano es como un cáncer que nos mina la vida, lo que constituye una diferencia fundamental sobre cómo estas dos grandes tradiciones filosóficas piensan que las personas deben afrontar la vida; una diferencia constante que también se encuentra entre el pensador del taoísmo Zhuangzi y el confucianismo.

 

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