Hasta el momento, solo una persona permanecía imputada como autora del asesinato de Jara, cuya muerte se convirtió en un símbolo de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura (1973-1990).
Los detenidos, ambos de 54 años, permanecen incomunicados en la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago, adonde fueron trasladados tras declarar ante el juez Juan Fuentes Belmar en el Palacio de Tribunales.