Por fin. La Hermandad del Rocío de Jerez se ha reencontrado este sábado con la Aldea de Almonte tras tres largos años de una espera que a muchos se les ha hecho eterna. Nunca imaginaron que la de 2019 sería la última vez de esta romería tras el estallido de la crisis sanitaria. Pero volvamos al presente. La emoción era tripe y muchos peregrinos no podían evitar las lágrimas pasada la una y media de la tarde, cuando el Simpecado de Jerez se dejaba ver por la calle Bellavista de la aldea almonteña. Ya estaban cerca de reencontrarse con ella, de cumplir esa promesa que tanto les ha había costado materializar como siempre habían querido por la pandemia o, simplemente, de cumplir con la tradición de estar con la Blanca Paloma un año más.
“Para recibir a la Virgen hay que quitarse el sombrero, pues es la madre señora de todos los rocieros”, cantaban los miles de rocieros a la llegada de la comitiva, mientras los que aún conservaban algo de fuerza hacían lo propio por seguir la letra de la sevilla rociera. Y ya el cante y las palmas seguían arropando a los miles de peregrinos hasta Muñoz y Pavón. “Yo quiero hacer el camino con Jerez de la Frontera…” entre la alegría y la emoción de volver a ser testigos de esta tradicional estampa en un ambiente inmejorable.
Eso sí, la partida a la Aldea almonteña no ha estado exenta de sobresaltos, aunque afortundamente todos han sido de carácter leve. Tras el vuelco de una carreta de la Hermandad del Rocío de Jerez el pasado miércoles horas antes del embarque se saldó con dos heridos leves, 24 horas después un peregrino de la Hermandad del Rocío de 47 años tuvo que ser evacuado en helicóptero al Hospital de Jerez tras sufrir un atropello a la altura de la Cuesta de la Leche, en el término municipal de Almonte. El suceso se produjo sobre las 16.15 horas y el herido fue asistido in situ por una posible fractura tras lo que se decidió su traslado al Hospital de Jerez.