Pese a que las series de televisión se han convertido en la última década en refugio para grandes estrellas del cine y el lugar en el que coincidir con nuevos creadores audiovisuales y participar en proyectos arriesgados y diferentes, es un soporte que, hasta ahora, no había llamado la atención de una figura tan relevante como la de Robert de Niro. En 2017 llegó a participar en una producción para HBO, The wizard of lies, junto a Michelle Pfeiffer, pero se trataba de una película, por mucho que estuviese concebida para el streaming.
Tampoco es que De Niro haya sido muy exquisito en la elección de sus filmes en lo que llevamos de siglo XXI, periodo del que apenas se salvan El irlandés, El becario, Joker y El lado bueno de las cosas -estas dos últimas como destacado secundario-, aunque no ha sido hasta ahora cuando ha decidido participar en una miniserie, y tal vez motivado por las cuestiones políticas que subyacen en la trama de Día cero, dado que tampoco estamos ante una serie memorable.
La nueva gran producción de Netflix gira en torno a su personaje, un expresidente de los Estados Unidos al que designan para presidir una comisión de investigación que debe identificar a los responsables de un gran apagón eléctrico en todo el país que ha ocasionado numerosas muertes. Cabe decir que lo único verosímil de la serie es el propio De Niro, pero también que estamos ante una serie que sabe manejar muy bien los códigos del best seller, en el sentido de hacer del suspense, la intriga y los giros de tuerca su principal atractivo.
Y si todo eso no termina de convencer, se apoya igualmente en un reparto más que competente en el que sobresalen Jesse Plemons, la siempre estupenda Lizzy Caplan, rostros tan cinematográficos como los de Angela Basset, Joan Allen o Mathew Modine, y una de las reinas de las series de televisión en Estados Unidos, Connie Britton.
Hay, pues, un estilo y tratamiento argumental novelesco, aunque la serie parte de un argumento de sus tres creadores Eric Newman (Griselda), Noah Oppenheim (Jackie, Divergente, El corredor del Laberinto) y Michael Schmidt. En todo caso, parte del mérito en el buen desarrollo de la narración recae en la ya veterana directora televisiva Lesli Linka Glatter, que se inició en los 90 de la mano de David Lynch en Twin Peaks, y cuyo currículum incluye episodios en las muy brillantes El ala oeste de la Casa Blanca, Las chicas Gilmore, House, Mad Men, True Blood, The Good Wife, The Walking Dead, Homeland, Nashville, Masters of Sex, The Leftovers y The Morning Show.
Día cero, no obstante, cobra más relevancia en este momento por su coincidente estreno con el inicio del nuevo mandato de Donald Trump, por su capacidad para introducirnos en los entresijos de la Casa Blanca y los despachos del Congreso, así como por asomarnos a los intereses creados en torno al poder, que sitúan a esta ficción demasiado próxima a la realidad del momento. Es cierto, todo resulta algo inverosímil, pero inquietante a la vez.
