La alcaldesa, María José García-Pelayo, acompañada por miembros de su equipo de Gobierno ha inaugurado al mediodía de hoy una avenida con el nombre de Antonio Herrera Jiménez ‘El Fandango’ en la barriada Las Flores, donde Antonio y su familia desarrollaron una importante labor social y cultural.
La alcaldesa ha entregado a su viuda, María Romano, una placa y un ramo de flores durante el emotivo acto al que han asistido muchos familiares del homenajeado.
La petición para darle el nombre a esta avenida ha partido de la asociación de vecinos de la barriada ‘Punta del Norte’ para reconocer el “recuerdo que Antonio Herrera ha dejado en niños y mayores de la barriada y la aportación cultural que aún perdura en nuestros días”.
La Junta de Gobierno Local aprobó la propuesta de la asociación vecinal que hoy se ha materializado con la inauguración de la avenida que era el antiguo Canal de la Confederación, donde pastaba el ganado de Antonio y su familia.
La alcaldesa recuerda la importante labor desarrollada por Antonio Herrera, del que hoy se cumplen doce años de su fallecimiento. “Fue una persona que, a pesar de las dificultades del momento, llenó de ilusión a los niños de su barriada, recogiendo juguetes los días 5 de enero y montando su propia cabalgata. También es recordado por ser el pionero en organizar las verbenas de la barriada, llenándola de color y música”, y ha añadido que “para Antonio, los 365 días del año era Navidad porque fue un hombre muy solidario”.
Tanto el Ayuntamiento como la asociación ‘Punta del Norte’ rinden homenaje a Antonio Herrera y su familia “por la labor de traer la cultura de un pueblo a una barriada casi aislada así como a su viuda y sus ocho hijos que apoyaron y siguen apoyando la obra cultural de la barriada”.
Antonio Herrera Jiménez ‘El Fandango’, que recibió dos placas de la asociación de vecinos en reconocimiento a su labor, nació en 1937 y se fue a vivir a la barriada Las Flores en los años 70, donde se dedicó a criar ganado. A pesar de las duras condiciones de vida, Antonio y su familia se dedicaban cada 5 de enero a recoger juguetes para los niños más necesitados, al principio los cargaba en su mulo y después en un tractor de su propiedad que adornaba y servía de “carroza real”. Después llegaron las verbenas a la barriada, con juegos, rifas y actuaciones de academias de baile.
Antonio Herrera murió el 5 de enero de 2001, pero su labor ha sido seguida por sus hijos, especialmente Gabriel, y por su viuda.