Si hay una sola hermandad en Sevilla que es característica por su acompañamiento musical, esa es la del Silencio, con un trío de capilla que acompaña a cada uno de los pasos.
Sobre los inicios de este acompañamiento, se mantiene, según explica el historiador Eduardo Castillo, que "la Capilla Musical de la Colegial del Salvador de Sevilla tenía un vinculo especial con la hermandad del Silencio a finales del siglo XVIII y que acompaña los cultos tanto internos como externos de la hermandad", añadiendo además que documentalmente "comienzan a aparecer hacia 1790 unos asientos en los autos capitulares de la hermandad de los gastos de salida procesional en los que ya figuran los gastos de 6 músicos, tres para el Cristo y 3 para la Virgen".
Al comienzo, sobre las Saetas del Silencio se conoce que "hay una pieza de la que existen particellas con dos piezas que son Canción 1 y Canción 2 en una partitura y así sucesivamente, por parejas, hasta llegar hasta la octava. En esas particellas figura el nombre de los instrumentos, el nombre de la canción, y Solís, que es el nombre del compositor de Las Saetas del Silencio".
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