En el último programa de La Pasión, se rescató una de las historias más singulares de la imaginería procesional sevillana: el hallazgo de un mensaje oculto dentro del Cristo de las Almas, titular de la Hermandad de los Javieres.
Esta talla, obra del escultor hispano-portugués José Luis Pires Azcárraga, fue encargada en 1945 por el reverendo José Luis Díez y entregada en 1947. Se trata de una imagen de Cristo muerto en la cruz, realizada en madera de pino de Flandes y con una altura de 1,68 metros.
Durante una restauración realizada en 1997 por el profesor y escultor Juan Manuel Miñarro, un estudio radiológico reveló la existencia de un frasco de cristal oculto en la espalda de la talla. Al abrirlo, apareció una moneda de la época —una “perra chica” de 1947— y un documento manuscrito por el propio Pires Azcárraga.
El escrito, impregnado de tono irónico y sarcástico, relataba con humor el retraso en la entrega de la obra y mencionaba a sus colaboradores bajo nombres inventados: “el campeón del hentai de Santa Catalina” o “un tal Manolito que toca el pito”, además del tallista “Pepito Amadeus de Gaula”. El documento cerraba con una firma: “Firmado, Pires”. El hallazgo fue comunicado al entonces hermano mayor de la corporación, José Márquez, y desde entonces forma parte del relato patrimonial del Cristo de las Almas, que tuvo su primera salida procesional en 1957 desde la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, sede fundacional de la hermandad.