En su opinión, a pesar de las declaraciones de las últimas semanas respecto a la imposibilidad de que España se vea abocado a solicitar ayuda, Munchau sugiere que la tendencia consistente con la estabilidad de precios apuntada por la política monetaria del BCE, que podría situar los tipos en el 2% en 2012 y en el 3% en 2013, "tendrá consecuencias negativas para España", ya que aparte de su impacto directo sobre el crecimiento, afectará al mercado inmobiliario del país.
"España tenía una burbuja inmobiliaria extrema antes de la crisis y, a diferencia de otros países como EEUU e Irlanda, los precios sólo han bajado moderadamente", recuerda el autor que prevé que los precios de la vivienda en España aún deben bajar un 40% adicional desde los niveles actuales.
"Todavía no he escuchado ningún razonamiento inteligente de por qué los precios de la vivienda en España deben ser más altos hoy que hace diez años y por qué deberían seguir subiendo", afirma Munchau, quien señala que el mercado español cuenta con alrededor de un millón de viviendas vacías, lo que supone un sobreabastecimiento durante años, que unido a la recesión, un elevado desempleo, un débil sector financiero, mayores precios del petróleo y tipos de interés al alza, puede implicar más descensos de precios de la vivienda en el futuro.
Así, el columnista apunta que las nuevas caídas de precios de la vivienda y el incremento de las cuotas de las hipotecas por el alza de los tipos probablemente incrementarán la tasa de morosidad y los desahucios, lo que afectará al balance de las entidades, especialmente de las cajas de ahorros.
LOS PRONÓSTICOS DEL GOBIERNO SON "POCO CONVINCENTES"
A este respecto, el Gobierno español estima "de manera poco convincente" que la recapitalización del sector será inferior a 20.000 millones de euros, mientras que otras estimaciones hablan de una cifra entre 50.000 y 100.000 millones de euros, apunta Munchau, quien añade que las entidades españolas cuentan con una exposición de unos 100.000 millones a Portugal, además del riesgo inmobiliario por importe de unos 439.000 millones en sus balances a finales de 2010.
"La buena noticia es que incluso en el peor de los escenarios España sería solvente", afirma el columnista de 'FT', quien, sin embargo, recuerda que, si bien la deuda pública alcanza sólo el 62% del PIB, el endeudamiento privado representa un 170% del mismo, mientras el déficit por cuenta corriente alcanzó el 10% en 2008 y se mantiene en cifras "insostenibles" a pesar de la disminución registrada desde entonces.
De hecho, la posición inversora neta de España en 2010 era de -926.000 millones de euros, prácticamente el 90% del PIB español, según los datos del Banco de España.
"Si mi corazonada es correcta, el sector financiero español necesitará más capital de lo previsto", afirma Munchau, quien concluye que "la combinación de un elevado endeudamiento exterior, junto a la fragilidad del sector financiero y el riesgo de nuevas caídas del valor de los activos incrementan la probabilidad de que se produzca una fuerte restricción de fondos que acabe convirtiendo a España en el siguiente país de la eurozona forzado a buscar el rescate por parte de sus socios y del FMI".