Pero en esta ocasión los multados no han sido unos coches cualquiera, sino los de seguridad del presidente del Gobierno, que estaban aparcados frente al edificio en el que la cúpula socialista daba todo su apoyo a Alfredo Pérez Rubalcaba para que sea su candidato en las próximas elecciones generales.
Los conductores de los dirigentes del PSOE que tenían cita en Ferraz han comentado impertérritos la celosa labor de los policías municipales anotando las matrículas de dos vehículos aparcados en doble fila.
Pero el alcalde madrileño, Alberto Ruiz Gallardón, no ha mandado sólo a sus policías a las puertas del cónclave socialista, sino que también ha enviado a sus bomberos.
No es que el ambiente estuviera lo suficientemente caldeado en el PSOE para que hubiera riesgo de fuego, sino que la intensa lluvia de este viernes provocó el desprendimiento de parte de la cornisa del edificio situado justo enfrente de la sede del partido.
Durante un largo rato han estado evolucionando los bomberos sobre sus escaleras hasta que han logrado eliminar los elementos de riesgo de desprendimiento para los viandantes.
Y mientras cumplían con su cometido, los policías municipales seguían con el suyo. Gallardón puede ver este sábado aumentada la recaudación a costa de Zapatero.
Cualquier parecido con una venganza por que no le dejara endeudarse más puede ser mera coincidencia.