Decenas de miles de personas de la isla filipina de Samar han vuelto este sábado a sus casas después de que se declarara la alerta por tsunami a raíz de un terremoto de magnitud 7,6 en la escala de Richter, según ha confirmado el gobernador de Samar, Conrado Nicart.
Al mismo tiempo que las autoridades locales comienzan a planificar la reparación de las infraestructuras dañadas por los temblores, el Gobierno ha levantado la alerta y ha ordenado la vuelta de las decenas de miles de residentes de las poblaciones costeras que retornen a sus casas.
"Hemos enviado a nuestros ingenieros y equipos de reconstrucción a inspeccionar las carreteras, los puentes y los edificios públicos", ha anunciado Nicart, que ha precisado que el sismo ha provocado daños leves en las infraestructuras.
Los temblores han "agrietado carreteras, gimnasios y un puente", según ha afirmado Nicart, el gobernador de una de las provincias más pobres de Filipinas.
El Centro de Vulcanología de Filipinas aconsejó este viernes a las personas que vivían cerca de la costa que se desplazaran a zonas más altas debido al riesgo de que se desencadenara un tsunami. El seísmo se produjo a 146 kilómetros de la localidad de Guiuan, en la provincia de Samar, a una profundidad de unos 32 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
La alerta por tsunami se ha mantenido hasta la mañana de este sábado en Indonesia y Filipinas. En este último país, el terremoto ha destruido carreteras y puentes y la gente ha empezado a huir a zonas de mayor altitud, según ha informado un congresista de Samar.
En un primer momento, el Centro de Alertas por Tsunami del Pacífico advirtió de que un posible tsunami podría afectar a Indonesia, Filipinas, Japón, Palaos, Taiwán, Guam, Papúa Nueva Guinea y otras islas del Pacífico, como Hawai (Estados Unidos), pero luego limitó el alcance de la alerta.