Hafdala Friquin, jefe de Radiología y director de asistencia médica en el Hospital Quirúrgico Bachir Saleh de Rabuni, ha estado muy preocupado desde la irrupción del coronavirus porque las restricciones impidieron que se trasladaran profesionales médicos desde Europa al Sáhara Occidental para paliar la falta de personal sanitario, infraestructuras y materiales. “Solo hemos podido contar con dos comisiones en el último mes”, lamenta, de manera que se han intensificado las evacuaciones a Argelia de pacientes.
Friquin, formado en Cuba durante una década antes de volver a su país porque “me necesitaban”, teme que la situación se deteriore como cuando era niño, hace casi 40 años. “Mi mamá enfermó y murió porque no pudo ser atendida convenientemente”, recuerda. Pese a que la pandemia parece remitir, la cooperación no ha recuperado todavía la fluidez existente en 2019 y, mucho se teme, tardará demasiado todavía en hacerlo.
Se muestra esperanzado, no obstante, “porque la gente aquí está acostumbrado a luchar por su vida”. No habla del virus. Se refiere al hostigamiento de Marruecos desde hace cuatro décadas. “Rabat viola los derechos humanos sistemáticamente”, denuncia, e inevitablemente expresa su malestar por el giro del Gobierno de España, después de que el presidente, Pedro Sánchez, haya mostrado su respaldo al plan de autonomía del reino alauí. Friquin, que perdió a su padre en la guerra de 1989, se siente decepcionado.
“Lo que ha pasado no lo entienden ni siquiera lo españoles, cómo lo vamos a entender los saharahuis”, exclama Mohamed Zrug, delegado para Andalucía, al otro lado del teléfono. Lo único que tiene claro es que el Gobierno español “nos traicionó hace 47 años, dando como excusa una fuerza extraordinaria de Marruecos, cuando el régimen franquista tocaba a su fin, lo que provocó 200.000 refugiados y 2.000 desaparecidos, un muro infranqueable y el saque de nuestros recursos naturales”. Y ahora, prosigue, “un Gobierno democrático vuelve a traicionar al honor de nuestro pueblo”.
“¿Cuántas veces nos van a vender?”, se pregunta apesadumbrado. Cuestionado sobre la razones que han llevado a Pedro Sánchez a dar un volantazo en su tradicional respaldo a la legalidad internacional y, por lo tanto, al referéndum de autodeterminación auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), admite que lo ignora, pero, en cierto modo, a diferencia de Friquin, sí lo esperaba porque “el Gobierno español ha saboteado por debajo de la mesa las relaciones desde el año 2007”, con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente, hasta “ceder finalmente al chantaje de una monarquía feudal que ingresa ayudas millonarias por la inmigración, creando una tensión ficticia”.
Manu Basallote, responsable de Cooperación y Acción Política-Al Huriya, coincide en el análisis. Por un lado, recuerda que España se ha alineado desde hace mucho tiempo con la posición de Francia y EEUU, con intereses económicos y geoestratégicos en Marruecos. Por otro, minimiza la influencia de Rabat. “No es China”, argumenta. “Argelia también controla la frontera sur y no ve un solo euro” de ayudas europeas, agrega. Y, finalmente, advierte de que utilizar como moneda de cambio al pueblo saharaui para reducir la tensión en las fronteras de las ciudades autónomas, no dará resultado, sino al contrario, se les invita a tomar las plazas. “El abuelo del actual monarca marroquí ideó el plan imperialista del Gran Magreb, que incluye Ceuta, Melilla y las Islas Canarias, además de los países colindantes, y ese plan sigue estando presente”, advierte.
Basallote considera que Pedro Sánchez debe dar explicaciones. “Espero que sepamos qué intereses a antepuesto al pueblo saharaui”. En cualquier caso, reclama, como han hecho miles de manifestantes en toda España, que las Cortes Generales le obliguen a rectificar. “No podemos enterarnos de esto por medio de Marruecos, todo esta tan mal hecho...”, añade, al tiempo que recuerda que España no puede sacudirse la responsabilidad histórica como potencia colonizadora.
Edih Anucha, miembro de la delegación saharaui en España, subraya, al respecto, que no hay que olvidar que el partido del presidente solo cuenta con 120 de los 350 diputados del Congreso, y apela a la intervención de Unidas Podemos e Izquierda Unida, socios de Gobierno. También anima a la protesta ciudadana. “No estamos desamparados”, asegura. “La mayoría de las formaciones políticas con representación parlamentaria está con el pueblo saharaui”, remarca. La sociedad civil, también. Anucha, coordinador del programa Vacaciones en Paz, es buen conocedor del tradicional lazo sentimental del pueblo español y a él se encomienda.
