El confinamiento por el decreto de alarma y la ansiedad provocada por la crisis sanitaria pueden llevarnos a alterar nuestros hábitos alimentarios con indeseables consecuencias en poco tiempo. Una semana después del decreto de la reclusión forzosa en nuestros domicilios, y con al menos otros siete días por delante de encierro obligado, es menester extremar la vigilancia de lo que nos llevamos a la boca.
Ildefonsa Sánchez, vocal del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (Codinan), apuesta por volver a cocinar a fuego lento durante el tiempo que permanezcamos en casa. “Es tiempo de guisos”, asegura. “Es el momento de llamar a nuestras madres y abuelas, a nuestras vecinas, y recuperar recetas tradicionales” porque, explica, “servirán para saciarnos suficientemente y aguantar toda una tarde completa sin caer en la tentación de picotear”.
Así que, partiendo de esta primera recomendación, la elaboración de la lista de la compra es sencilla (siempre, aconseja, habiendo aprovechado bien antes todo lo que guardemos en la despensa). En primer lugar, lentejas y garbanzos, legumbres secas o cocidas, y verduras y hortalizas, congeladas o envasadas, para evitar salir más de la cuenta a la compra, dadas las restricciones. “Crudas, solo para la ensalada”, añade.
Tampoco puede faltar en la cesta arroz, pasta o pan, que también se puede meter la nevera para evitar hacer más visitas de la cuenta a la tienda. Y fruta, claro, evitando, lógicamente, piezas muy maduras. La durabilidad de los productos es clave. En el caso de la carne y el pescado, que “en general debe ocupar el menor espacio en nuestra cocina” y ahora también, plantea adquirir piezas enteras y almacenar reparticiones refrigeradas.
Una buena opción, apunta igualmente, son las conservas, melva, sardinillas, almejas y mejillones, o pescado seco, como mojama. Para tomar entre horas, si es inevitable, la nutricionista apuesta por aperitivos lo más saludables posibles. Enumera, entre otros, el maíz, para hacer palomitas; chocolate con el porcentaje de cacao más alto “que podamos soportar”; frutos secos con cáscara, como pipas, cacahutes, nueces, “para entretenerse y no pasarnos comiéndolos”, nada de fritos ni procesados; o galletas de avena y batidos de fruta.
Ildefonsa Sánchez remarca que es muy importante mantener los horarios y las costumbres previos al inicio del confinamiento. Si normalmente tomamos una tostada con aceite y un café en el desayuno antes de salir de casa al trabajo o a llevar a los niños al colegio, ahora es conveniente hacer exactamente lo mismo aunque el resto del día no nos movamos de casa. Una pieza de fruta a media mañana, una merienda con más fruta un yogur o un poco de embutido, atún al natural o queso fresco, o una tortilla y una cena ligera bastarán para completar la jornada de la manera más saludable.
“No es el momento de dietas”, advierte. Si esta semana hemos cometido excesos, basta con corregir la próxima, sin tomar decisiones drásticas. Cuestionada sobre la credibilidad de informaciones que señalan a determinados productos como recomendables para prevenir la infección del coronavirus, es tajante. “Todos son bulos”. La mejor forma de estar protegido en general contra las enfermedades, es mantener una buena alimentación de manera permanente. Pero no solo eso. “Hay que hacer ejercicio físico aunque sea recorriendo el pasillo, descansar bien y, muy importante, relajarse. Cero estrés”, concluye.