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La mujer acusada de matar al hombre que la acogió admite ser la culpable aunque tiene "lagunas"

"El alcohol siempre me ha traído problemas", ha admitido la acusada, que ha calificado su vida como una "maldición", ya que ha dicho ser una mujer maltratada sin apoyo de su familia

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La mujer de 48 años que está siendo enjuiciada desde este lunes por un jurado popular en la Audiencia de Granada acusada de apuñalar mortalmente con un cuchillo jamonero a un hombre y de agredir a su esposa, matrimonio que la había acogido en su vivienda cuando ella vivía en la calle, ha admitido ser la responsable, aunque no ha podido dar detalles de lo ocurrido porque, según ha dicho, tiene "muchas lagunas".

   La procesada, que se enfrenta a 12 años de prisión por un delito de homicidio y una falta de lesiones, ha asegurado que la pareja era "muy buena gente", que le dio "mucho cariño" y un "techo", negando que el dinero fuera la causa de lo que le llevó a matar al hombre, de 66 años, que residía en la Avenida de Andalucía, en Granada.

   "No hay un porqué. Nunca debe haber un motivo para matar a una persona. Yo no era yo. Yo no soy así", ha indicado la mujer, cuya defensa alega que el día de los hechos, el 23 de febrero del pasado año, se encontraba bajo los efectos del alcohol y del consumo de ansiolíticos, con lo que solicita una atenuante de la condena, que se reduciría a una pena de cárcel de entre 5 y 10 años.

   Según ha explicado ante el tribunal, conoció al hombre que la acogió en una heladería, cuando ella no tenía trabajo y estaba en una casa de acogida, sin domicilio conocido. El hombre le ofreció ayuda y su vivienda, a cambio de que les ayudara con las tareas del hogar, y ella accedió, permaneciendo con el matrimonio un periodo de tres años, aunque interrumpidos. Según ha incidido, se marchó del domicilio sin motivo aparente, y ha negado que la razón fuera una supuesta agresión a los dos que denunció el sobrino del matrimonio.

   Ha afirmado que no recuerda detalles de lo que sucedió aquel día, en el que se encontró con un amigo al que conocía "de la calle" y bebió algunas copas con él. Así, ha dicho desconocer los detalles de lo que pasó desde esa ingesta de alcohol, y no sabe si cogió un taxi, que le esperaba a la puerta del bloque y en el que se encontró su bolso y unas carpetas con las escrituras del piso del matrimonio, ni cómo llegó a la agresión.

   Además, ha relatado que durante tres meses la pareja se negó a abrirle la puerta porque el sobrino "les había metido mucho miedo" sobre ella misma. "Yo nunca les he pedido dinero, y cuando me lo han dado eran cantidades pequeñas. En ningún momento les he exigido nada. Ellos me han dado mucho cariño y techo, que para mí era todo. Era una amistad muy limpia y muy sana", ha señalado la inculpada, que ha apuntado sus problemas con el alcohol y las pastillas, que le han llevado a asistir al Centro Provincial de Drogodependencias y a Alcohólicos Anónimos.

   "El alcohol siempre me ha traído problemas", ha admitido la acusada, que ha calificado su vida como una "maldición", ya que ha dicho ser una mujer maltratada sin apoyo de su familia.

   El juicio continuará este martes con la declaración de los testigos, entre los que se encuentra la mujer agredida, el sobrino del matrimonio, el taxista que la condujo hasta el domicilio, y los agentes que la detuvieron.
ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

   Según consta en el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Europa Press, los hechos se remontan al 23 de febrero de 2012, cuando, sobre las 00,05 horas, la procesada, María A.I.R., se dirigió al domicilio en el que vivía el matrimonio, al que conocía por haber vivido con ellos en los últimos tres años, ubicado en la Avenida de Andalucía, en Granada.

   La mujer, que había sido recogida por esta pareja de la calle, ya que no tenía morada para vivir, se dirigió a la vivienda con la intención de pedirles dinero, "como ya había hecho en otras ocasiones".

   Una vez en el portal, llamó al telefonillo y le fue franqueada la entrada por la mujer. Ya en el interior del piso, se dirigió al saloncito que hay junto a la entrada y exigió al marido, que se encontraba sentando en un pequeño sillón, que le diera dinero. El hombre se negó y entonces la inculpada le amenazó con unas tijeras que cogió de una mesita.

   Como quiera que el hombre seguía negándose, la acusada se dirigió a la cocina y cogió un cuchillo jamonero de 22 centímetros de hoja, y regresó con él en la mano, y, "con la clara intención de acabar" con su vida, le asestó un total de siete puñaladas en cabeza y tórax que provocaron su muerte inmediata.

   En ese momento entró en la habitación su esposa, quien, ante la escena que presenciaba, comenzó a dar gritos pidiendo auxilio, de modo que la inculpada, "para acallarla y con ánimo de producir un daño en su salud", cogió un callao del paragüero que había junto a la entrada y le propinó varios golpes en la cabeza que le produjeron traumatismo craneal y algunas heridas.

   Cuando María A.I.R. intentaba abandonar el domicilio, fue detenida por fuerzas de la Policía Nacional que se habían desplazado allí al ser alertadas por vecinos que oyeron los gritos y que en ese momento se encontraban junto a la puerta de entrada a la vivienda.

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