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Reflexiones desde el sofá

Nadie peleó por ti

Por tus asientos pasaron pintores, escritores, actores y cantantes. Pasaron médicos, arquitectos, jueces, abogados, fontaneros, albañiles, peluqueros...

Publicado: 16/05/2025 ·
08:13
· Actualizado: 16/05/2025 · 08:13
  • Café Revuelta.
Autor

José Diego Amores Revuelta

José Diego Amores Revuelta es licenciado en Historia y Archivero con influencia petermanesca

Reflexiones desde el sofá

Columnas de opinión que sólo pretenden invitar a la reflexión del lector sobre temas de actualidad

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No puedo negarlo, hay algo de mí en aquel lugar. En aquella calle, mis primeros paseos en solitario, se convertía en una aventura, me sentía como Phileas Fogg, aunque con menos recorrido, simplemente dando la vuelta a su manzana. Recuerdo cuando mi madre me acompañaba a aquel suplicio que suponía cortarme el pelo, que sólo se paliaba cuando ojeaba los tebeos que amenizaban mi espera, o ir a comprar miel de aquella olla marrón donde ahogaban sus vuelos las abejas, mientras en el mostrador una enorme torre de latas de leche condensada hacía preguntarme lo complicado que sería coger la que se encontraba en la cima y lo peligroso que era quitar las de abajo. Reflexiones de un niño que fue creciendo mientras ayudaba a sus tíos a retirar los “servicios” vacíos, mientras esperaba unas monedas para intentar aniquilar a los marcianos que siempre acababan conmigo y que volvía a casa oliendo el lobito a la plancha de El Campero.

En esa manzana, estaba un lugar mágico, donde el primero que entraba, dirigía la vista a una colección de botellines, que reflejados en un espejo interior generaba una ilusión de que se trataba de una colección interminable. Los dibujos de la tauromaquia, recuperados del mismo infierno para decorar las paredes de mortero de cal. Platos con lecciones de vida, las fotos del genio que perdió la memoria, o los versos de Benítez y Quiñones. Un maestro al piano, en un cuadro dedicado, carteles de José Luis Tirado y maquinillas de café que goteaban su esencia en los vasos finos de la reflexión. Momentos para el juego, las cartas, el dominó, los dados o el parchís, y en algún momento también hubo tiempo para el ajedrez y las damas, pero también el juego de mirada de las parejas de enamorados. La mejor terraza de Barbate, aseguraba el Chiqui cada tarde, un farol que se convirtió en la señal de identidad de la puerta principal de uno de los cafés más antiguos y con más arte de la provincia de Cádiz.

Por tus asientos pasaron pintores, escritores, actores y cantantes. Pasaron médicos, arquitectos, jueces, abogados, fontaneros, albañiles, peluqueros y marineros. Allí conocí la melodía de Eddie Gormé, Iva Zanicchi, Charles Aznavour, Raphael y por su puesto Serrat. Hoy su suelo conoce la antítesis de lo que fuiste. Años de clausura para ver cómo aquella manzana se deshace ante las inoperatividades de los herederos de un legado envenenado de avaricia y egoísmo. Fueron muchas las voces que nos recitaron al oído, “eso no se debería de cerrar”, “es un referente del pueblo”, pero como entonaba Mina, todo era “parole, parole, parole”. Hoy veo como las redes claman el indulto a una embarcación que ha sido testigo de casi un siglo de pesca del atún, pero que pocos han clamado por un edificio que sigue siendo la referencia de la arquitectura original del pueblo marinero de Barbate. Hoy mientras mi cabeza volvió a recordar tus encendidas palabras “no vayas a permitir que el niño se quede con la tienda, el niño lo que tiene es que estudiar”, y aunque yo añoraba estar detrás de aquel mostrador hoy doy las gracias por aquella decisión, aunque no puedo dejar de sentir un pellizco en el estómago cuando paso por tu puerta y recuerdo aquellas tardes y noches de verano para ver en lo que se ha convertido; quizás crean que estoy loco pero esas puertas de madera que estén próximas al centenario, y que albergaba lo que para muchos fue un refugio de felicidad, hoy son la manifestación de la tristeza del olvido.

                Tu esencia más pura, quedará viva en nuestro recuerdo, una página de Facebook que recuerda las imágenes antiguas del Café más emblemático de nuestro pueblo y sus actividades culturales. Quien me diría que hoy esas actividades que comencé a organizar en los años 90 iban a ser la escuela de lo que en mi edad madura formaría parte de mi trabajo diario. Café Revuelta, siempre en la memoria de todo el que te conoció, pero siempre tan solo.

 

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