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Hora de reinventar el 24-S

Hace falta gente capacitada y un mínimo de voluntad política. Ambas dos.

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Este año se ha demostrado fehacientemente que la conmemoración del 24 de Septiembre de 1810 no ha ido perdiendo puntos a causa de la  crisis, de los recortes, de la vertiente económica, aunque es indudable que ésta ha tenido mucho que ver.

Sin siquiera entrar en una programación que ya no es lo que era hace unos años y sin tener tampoco en cuenta que este tipo de fiestas con días fijos están a expensas de caer en la mitad de la semana, como ha ocurrido, lo que se observa es otro fenómeno más preocupante que algo coyuntural como puede ser el dinero.

Lo que se ha visto en esta semana de actos aislados unos de otro, aunque se trate de unirlos bajo un mismo epígrafe, es el desapego de la gente con una conmemoración que tenía razón de ser cuando estaba llegando la fecha histórica del Bicentenario de las Cortes, pero a la que ahora no se le encuentra razón. Mucho menos cuando habiéndola tenido dio tan poco de sí que no llegó a germinar la semilla de algo más allá del 2010.

¿Pero significa esto que hay que olvidarla y esperar a que las nuevas generaciones se dediquen a celebrar el 250 aniversario o el 300 aniversario? Ni mucho menos. El hecho de que entre unas causas y otras -crematísticas y organizativas- no haya cuajado convenientemente como para que la gente salga en masa a la calle y sobre todo, participe, debe de ser incluso un acicate para seguir adelante y hacer lo que se hace cuando las cosas no funcionan bien de la forma en que se están haciendo: reinventar lo inventado.

El 24 de Septiembre, esos Sitios Históricos en los que se gastaron millones de euros, la industria turísticas que puede crear una actividad bien organizada no puede quedarse en un único intento y una desmoralización. Pero para eso hace falta gente capacitada y un mínimo de voluntad política. Ambas dos.

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