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Viernes 22/11/2024
 
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Sevilla

“Sevilla debe seguir siendo Sevilla”

Una de las propuestas que recoge la Hoja de Ruta firmada por el Ayuntamiento y la patronal para mitigar los excesos es un teléfono de atención turística

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  • Protestas vecinales contra la turistificación y barificación". -
  • El documento reconoce que la desafección ha adquirido una “dimensión nuclear”
  • Otra de las propuestas es crear una mesa para coordinar todas las actuaciones sobre seguridad
  • El objetivo es que la ciudad “siga siendo Sevilla” pero una “ciudad con turismo”

La Hoja de Ruta del Turismo, ratificada la pasada semana entre el Ayuntamiento y los empresarios, reconoce abiertamente que la convivencia ha adquirido una “dimensión nuclear” en el futuro del sector económico más importante de la ciudad, e incluye entre las medidas para solventar la “incipiente” turismofobia, como lo definió el alcalde, José Luis Sanz, la creación de un Teléfono de Turismo de Asistencia Ciudadana o Mesa de Coordinación Interadministrativa de Seguridad, ambos para garantizar un objetivo que parece claro, que “Sevilla debe seguir siendo Sevilla”.

El documento, redactado tras un proceso de participación con agentes sociales y económicos, reconoce que en estos momentos “adquiere una dimensión nuclear la convivencia turística, el desarrollo armónico de las actividades turísticas”, y considera necesario “ante los síntomas y riesgos de un mayor desarrollo desordenado de la oferta, recuperar espacios para la convivencia equilibrada entre turistas y residentes, descongestionar los entornos públicos y arbitrar una planificación y ordenación sostenible del turismo”.

Esa hoja de ruta, que se engloba dentro del Plan Turístico de Grandes Ciudades de Sevilla y del Plan de Sostenibilidad Turística del Destino Sevilla, incluye varios apartados a desarrollar, sin orden de preferencia ni fechas de desarrollo, centrados en la Gobernanza y Planificación Turística (Plan General de Turismo de Sevilla y Plan Director de Marketing y Promoción Turística); la Competitividad; Marketing y Productos Turísticos; Conectividad y Movilidad Sostenible, e Inteligencia Turística, pero el cuarto apartado está específicamente dedicado a la Convivencia.

Como “hecho incuestionable” definen que el auge y crecimiento de nuevas modalidades alojativas, especialmente por las viviendas con fines turísticos, “ha modificado” el desarrollo turístico de las urbes, además de tensionar el crecimiento ordenado y en equilibrio de la oferta turística, la sostenibilidad de los servicios públicos (transporte y movilidad, seguridad, sanidad, ..), la identidad de los destinos, el acceso a la vivienda, “provocando el desplazamiento de la población autóctona, la masificación y congestión, la gentrificación de los centro históricos”.

Las consecuencias son claras: desarrollo turístico urbano insostenible y desequilibrado, contrario a una “gestión integral del turismo, la experiencia y la excelencia turística”, y que ha generado en una “notoria desafección entre turistas y ciudadanos, quebrando la convivencia y tensionando la gestión de los servicios públicos”.

Los firmantes buscan garantizar el equilibrio de la oferta turística, la armonía entre turistas y ciudadanos, la redistribución de los impactos positivos por la ciudad, la desestacionalización, la preservación de la cultura autóctona y la sostenibilidad de los servicios públicos.

Planificación necesaria

Una vez superada la pandemia “se imponen medidas de planificación turístico-urbanistas”, aseguran, además de “medidas de sensibilización social sobre el papel del turismo como factor de vertebración y cohesión social y espacial, y su contribución a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Sobre el papel y a nivel práctico, proponen una revisión, dentro de las competencias municipales, de los “instrumentos de planeamiento, gestión y ordenación urbanística”, incluyendo las viviendas con fines turísticos, priorizando el crecimiento cualificado de la oferta y demanda, generadora de los mayores réditos sociales, ambientales y económicos, medida que se focalizará “de forma preferente” en el Barrio de Santa Cruz.

También proponen impulsar la ordenación de la convivencia turística que permita a Sevilla ser un referente del turismo regenerativo, sostenible, responsable y cívico; desarrollar programas de concienciación del valor y función social del turismo en la sociedad y economía entre la ciudadanía y demás actores del ecosistema turístico de la ciudad, que prevenga la aversión arbitraria al turismo y episodios de turismofobia; y generar espacios de mediación y gestión de conflictos para garantizar la convivencia entre turistas, ciudadanos, propietarios y operadores y empresas turísticas.

Entre estas medidas, se contempla la puesta en marcha del Teléfono de Turismo de Asistencia Ciudadana “que tendrá como objetivo informar y proteger los derechos de la ciudadanía y visitantes, y trasladar a la inspección turística las denuncias o quejas que pudieran ser constitutivas de infracción administrativa”.

También proponen crear una Mesa de Coordinación Interadministrativa de Seguridad “que facilite la adopción y coordinación de medidas, así como el diseño de iniciativas legislativas en favor de la seguridad ciudadana”.

Más inspección y control

Por último y no menos importante, plantean potenciar los mecanismos de control, inspección y policía turística para garantizar la competencia leal, la calidad de las actividades y servicios turísticos prevenga el intrusismo y la clandestinidad y asegure la seguridad y convivencia.

El objetivo último, según esa Hoja de Ruta, es “trabajar para que Sevilla sea un destino sostenible, global, inteligente y premium, convirtiéndose en el referente turístico del sur de Europa”, respondiendo al nuevo paradigma de gestión “Ciudad con Turismo”, y aspiraciones de Sevilla para convertirse en una "Ciudad Única, Viva, Abierta, Verde, Universal, Cultural, Diversa y Cosmopolita".

En otras palabras, resumen el documento, para “convertir Sevilla en una ciudad de máxima calidad de vida sin perder su esencia, genuidad e identidad, sostenible, en armonía, que ofrece a los visitantes experiencias atractivas, auténticas y responsables, redistribuyendo sus efectos positivos por toda Sevilla, teniendo en el centro a las personas, sin dejar atrás a las empresas, y contando con un modelo de gestión turística “abierto y colaborativo” para responder a los retos y nuevas tendencias del turismo”, asegura el documento.

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