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Sevilla

Alega que mató a su compatriota “sin querer” y en defensa

El marroquí asegura que se arrepiente de los hechos

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El marroquí acusado de asesinar a un compatriota el 4 de diciembre de 2011 tras seccionarle la yugular con el cuello de una botella de cristal durante una discusión en una zona de discotecas ubicada en el Polígono Estación de San Jerónimo, en Sevilla, ha asegurado este lunes que "no quería" matarlo y que lo golpeó "sin querer" después de que la víctima, a la que únicamente conocía "de vista", le propinara un puñetazo por la espalda.

   Durante la primera jornada del juicio con jurado popular celebrado en la Audiencia Provincial, el imputado, S.B., de 20 años y que ha sido asistido por un intérprete, ha insistido una y otra vez en que no fue un acción "intencionada", sino que tras discutir con la víctima a consecuencia de unas cadenas, éste se le acercó por la espalda y le propinó un puñetazo, lo que motivó que de manera "instintiva" se diera la vuelta, golpeándole con la botella "sin querer" en el cuello.

   Según su versión de los hechos, la madrugada del crimen se encontraba con un amigo en una discoteca, cuando en un momento dado se le acercó una joven a la que no conocía de nada, lo que motivó que el novio de la chica se aproximara al acusado para ver qué ocurría, pero "no hubo más problemas" e incluso éste le último le invitó a tomar copas y "pastillas".

   Tras salir al exterior, pasadas las 4,00 horas, el acusado observó cómo este chico "pegaba" a su novia y la metía en un coche. Aunque no ha aclarado qué ocurrió en estos instantes, sí ha dicho que, "poco después, este joven me pegó por la espalda y salió corriendo hacia el coche, por lo que creyendo que iba a sacar un arma, decidí cogerlo por detrás para sujetarlo, pero entonces salieron cinco amigos suyos y me golpearon hasta tirarme al suelo".

"NO SABÍA SI QUERÍA SEPARARME O PEGARME"

   En ese momento, según ha añadido, la víctima "me agarró por detrás y me cogió del cuello; no sabía lo que quería, si separarme o pegarme, aunque si quería separarme no me habría cogido así del cuello", por lo que, con la única intención de "defenderme, lo cogí por las cadenas" que llevaba en el cuello y se las partió de manera fortuita.

   El imputado, que ha asegurado que antes del crimen había consumido hachís, pastillas y más de cinco litros de cerveza, ha precisado que algunas de estas cadenas se perdieron por el suelo, lo que provocó que el fallecido se "enfadara" y comenzara a seguirlo diciéndole que "si no encontraba las cadenas me iba a matar", todo ello hasta que, en un momento dado, "me pegó un puñetazo por la espalda en la zona del ojo derecho".

   "En ese momento, me quedé mareado e intenté defenderme girándome" hacia la víctima, instante en el que, "sin querer, le golpeé en el cuello" una sola vez con la botella de cristal, que había cogido previamente porque tenía "mucho miedo" y "quería asustar" a las personas que le habían pegado. En este punto, el acusado ha asegurado que se "arrepiente" de lo sucedido.

ENTERÓ DE LA MUERTE A LOS 12 DÍAS

   Asimismo, ha jurado "por su madre" que hubiera ninguna persona sujetando a la víctima en el momento en que le golpeó con el cuello de la botella, tal y como sostiene la Fiscalía. "Yo no quería matarlo", ha subrayando, señalando que, tras ello, se deshizo del cuello de la botella y se fue del lugar, siendo interceptado en el camino por la Policía, ante quien se identificó como la persona que había herido a la víctima.

   Ha dicho, asimismo, que no se enteró de la muerte de la víctima hasta "12 o 13 días después". De hecho, su abogado defensor ha aseverado que el fallecido murió a los cinco días de ingresar en el hospital, a pesar de que "inicialmente estaba fuera de peligro".

   En este sentido, su abogado ha pedido la libre absolución del delito de asesinato que le atribuye la Fiscalía, ya que "no hay prueba ninguna y el único testigo que avala lo que dice la fiscal no ha querido venir al juicio". Además, ha dicho que acusado y víctima "no se conocían de nada", frente a lo argumentado por la fiscal, que ha señalado que ambos coincidieron en un centro de acogida.

LA FISCALÍA LE PIDE 18 AÑOS DE CÁRCEL

   El Ministerio Público pide para el acusado 18 años de cárcel y el pago de una indemnización de 100.000 euros, ya que considera que el imputado atacó al fallecido de forma "sorpresiva" y sin que ésta pudiera defenderse, punto en el que ha lamentado que los dos testigos "esenciales" de los hechos no podrán acudir a la vista oral.

   Así, uno de estos testigos ha sido expulsado de España y devuelto a Marruecos por no tener los papeles en regla, mientras que el segundo de ellos "se encuentra en paradero desconocido", a pesar de todo lo cual ha pedido al jurado, compuesto por siete mujeres y dos hombres, un veredicto de culpabilidad.
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