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Miércoles 18/12/2024
 

sociedad

Llega el aceite de hachís, peligroso de hacer y para pulmones de acero

No es difícil encontrar en internet tutoriales para extraer del cannabis el aceite, pero para llevar a cabo el proceso se utilizan gases inflamables

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  • Hachís

La Guardia Civil desmanteló recientemente en Baleares un laboratorio de producción de aceite de hachís, que luego congelaban, algo que no es habitual en España y que resulta peligroso por el uso de gases para conseguir un estupefaciente caro, aún no muy consumido y para pulmones de acero.

Fue en la reciente operación Kudde, llevada a cabo en Ibiza por el Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil y el de Policía Judicial de Algaida, cuando se descubrió un completo laboratorio de procesamiento de aceite de hachís dentro de una nave industrial, donde además se hallaron más de mil plantas de marihuana, cuyo crecimiento favorecían con música.

Pero no fue el uso de la música lo que llamó la atención a los investigadores, sino el laboratorio para extraer el aceite de hachís, conocido también como BHO (Butane Hash Oil), ya que aunque en España se han incautado partidas de este estupefaciente, hasta ahora no se había detectado su producción a esa escala, si bien hay constancia de la elaboración casera para consumo propio.

Así lo han manifestado a Efe responsables de la operación, que se saldó con cuatro detenidos, entre ellos el jefe del grupo, a los que la autoridad judicial mandó a prisión, y la incautación de 1.300 plantas de marihuana y de 28 kilos de aceite de hachís congelado en bloques introducidos en cajas de plástico y garrafas.

No es difícil encontrar en internet tutoriales para extraer del cannabis el aceite, pero para llevar a cabo el proceso se utilizan gases inflamables, como el butano, que lo hacen notablemente peligroso, explican las fuentes consultadas, que señalan que los productos utilizados para su producción pueden conseguirse sin problema alguno.

De su peligrosidad ya alertó hace tiempo la DEA, la agencia antidroga estadounidense, después de descubrir un laboratorio donde se utilizaba tal cantidad de gases que si se hubiera producido una explosión, habrían resultado afectadas varias manzanas, según recuerdan los investigadores.

En España, y en concreto en Murcia, la Policía esclareció el mes pasado la muerte de un hombre de 36 años, que falleció en el hospital tras haber sufrido lesiones y quemaduras producidas por la deflagración de una sustancia inflamable durante la elaboración casera de aceite de hachís.

Un vez extraído el aceite, suele mezclarse con una especie de alcohol que se puede adquirir en farmacias para mantener sus propiedades. En el caso de Ibiza, los detenidos congelaron la mezcla para su mejor conservación y para evitar que desprendiera el fuerte olor que acompaña a la resina, tal y como se pudo comprobar en la intervención de la Guardia Civil.

El aceite de hachís es muy cotizado, ya que los efectos en el consumidor se multiplican por cinco respecto a los que produce un solo cigarrillo de marihuana.

Según los investigadores, aún no se consume mucho en nuestro país, ya que es difícil de conseguir porque en España hay pocos proveedores. Por el contrario, en Estados Unidos la demanda es mayor.

Los consumidores suelen poner una gota de aceite de hachís en la punta de un cigarro de cannabis para fumarlo. Es fuerte para los pulmones y, por esa razón, algunos prefieren vaporizar el aceite.

Tampoco es muy asequible, ya que el gramo tiene un precio de venta de unos 7 ó 8 euros y el kilogramo de entre 4.000 y 5.000 euros, por lo que las ganancias son sustanciosas.

De hecho, con los 28 kilos incautados -la cantidad sería menor una vez descongelados- los detenidos en Ibiza podrían haber obtenido un beneficio superior a los 100.000 euros.

En cualquier caso, subrayan los investigadores de la Guardia Civil, con la sola producción de las plantas de marihuana el negocio está asegurado. Un kilo se vende en las islas a unos 3.000 euros, un precio que baja hasta entre 1.700 y 2.000 en el sur de la Península pero que llega a los 5.000 euros en países como Alemania.

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