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Andalucía

Una alerta en las bodegas: El invisible peligro del 'Tufo del vino’

No es algo trivial porque implica cuestiones científicas y no tenerlo en cuenta puede ser un grave problema

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  • VINOS -
  • Un litro de vino puede generar entre 40-50 litros de dióxido de carbono

A veces, las tragedias nos hacen entender las cosas de una manera muy clara. Esto quedó patente tras un trágico suceso el pasado fin de semana que se llevó la vida de dos personas en la localidad de Lanciega (Álava).

Sabemos con total seguridad que dos personas han perdido la vida y otra resultó herida y fue trasladada a un hospital de Logroño debido a un accidente laboral que ocurrió en la bodega familiar Crespo Zabala, donde inhalaron un gas tóxico conocido en este sector como el "tufo del vino", que se desprende durante la fermentación.

Pero, ¿cómo es posible que dos personas fallecieran en estas circunstancias? ¿Qué ocurrió para que algo que parece tan cotidiano terminara en tragedia?

Para responder a estas preguntas, primero debemos entender qué es el "tufo del vino", un término muy común entre los productores y profesionales del vino. No es algo trivial porque implica cuestiones científicas y no tenerlo en cuenta puede ser un grave problema, como desgraciadamente ocurrió en este caso.

El "tufo del vino" no es más que dióxido de carbono, un gas que en pequeñas cantidades no supone un problema y que la mayoría conoce, pero que en concentraciones altas puede ser peligroso. Dicho esto, el "tufo del vino" se forma durante la fermentación alcohólica de la uva, cuando el azúcar del mosto se convierte en alcohol.

En este proceso se libera dióxido de carbono, que es más denso que el oxígeno y tiende a acumularse en el suelo. Además, es un gas incoloro e inodoro, lo que lo hace aún más peligroso en caso de concentraciones elevadas.

Por eso, aquellos más experimentados en este proceso hacen todo lo posible para ventilar adecuadamente las bodegas o áreas donde ocurre esta fermentación, ya que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte si algo sale mal.

Teniendo en cuenta que, durante la producción, un litro de vino puede generar entre 40-50 litros de dióxido de carbono, es razonable tomar precauciones, especialmente en los primeros días cuando llega la uva y comienza la fermentación.

Tener velas, mecheros y algo que se pueda encender a mano será nuestra mejor defensa, ya que el CO2 consume el oxígeno y, cuando este escasea, la llama se apaga rápidamente. Hoy en día, la mayoría de las bodegas cuentan con sistemas de ventilación eficientes y sensores que alertan a su personal, aunque nunca está de más aprender algo nuevo para estar más seguro.

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