Valencia está inmersa en la fiesta grande de las Fallas y, entre ninots, mascletàs y verbenas, las churrerías se convierten en otro elemento destacado de la celebración fallera.
Comprar churros o buñuelos forma parte del adn valenciano y es evidente que no todos tienen el mismo sabor, aunque no siempre es por los ingredientes principales. Y es que el aceite en el que se fríen juega un papel fundamental.
Y ahí, el Ayuntamiento de Valencia no quiere correr riesgos. De hecho, la concejalía de Sanidad y Consumo lleva días realizando diferentes inspecciones. En concreto, ha hecho un total de 806 inspecciones a diferentes churrerías.
Los resultados han terminado obligando a 105 puestos a cambiar su aceite para que cumplan con las medidas sanitarias requeridas.
Además del aceite y del resto de los ingredientes, los puestos deben tener visibles los precios, hojas de reclamación y poder emitir un ticket si el cliente así lo desea.