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Andalucía

El Gobierno ampliará la regulación de los perros de asistencia

El Ministerio de Derechos Sociales ha abierto una consulta pública, antes de elaborar un nuevo decreto, para recabar la opinión de las entidades

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  • Hay un apartado sobre los perros guía. -

El Gobierno quiere ampliar la actual regulación de los perros de asistencia, que se centra solo en los perros guía para personas ciegas, a otras categorías de perros que desarrollan funciones de acompañamiento y asistencia, por ejemplo a personas con autismo, sordas o con otras discapacidades.

El Ministerio de Derechos Sociales ha abierto una consulta pública, antes de elaborar un nuevo decreto, para recabar la opinión de las entidades que agrupan a profesionales relacionados con los perros de asistencia, de terapia, en actividades deportivas, entidades de protección de los animales, así como de los ciudadanos en general.

Aunque en la actualidad hay diversas normativas autonómicas, el ministerio de Pablo Bustinduy pretende solucionar la falta de normativa estatal para eliminar diferencias y actualizar derechos recogidos en leyes de reciente aprobación, ya que la actual data de 1983.

La norma debe tener en cuenta el ámbito del bienestar y protección de los perros de asistencia y mejorar aspectos relativos a la movilidad, accesibilidad e integración de las personas usuarias en la sociedad, explica Derechos Sociales en su propuesta.

Desde distintos ámbitos se viene reclamando esa norma estatal para que los perros que acompañan a una persona sorda o a un niño con autismo, por ejemplo, puedan acceder a lugares permitidos a los que acompañan a las personas ciegas, como el autobús o el cine.

Pero también se plantea abrir el abanico para incluir a los perros que realizan terapias en hospitales, centros educativos o residencias, aunque algunas entidades consultadas por EFE creen que debería hacerse en otra ley distinta.

¿Qué son perros de asistencia?

Aquellos que han sido adiestrados por centros especializados y oficialmente reconocidos, para el acompañamiento, la conducción, la ayuda y el auxilio de personas con discapacidad o enfermedad acreditada u oficialmente reconocida.

Dentro de ese concepto se incluye el perro de aviso, que es el adiestrado para avisar de una alerta médica a personas que padecen una discapacidad o crisis derivadas de una enfermedad como diabetes o epilepsia.

También, los perros señal, entrenados para avisar a las personas sordas sobre los sonidos cotidianos, como el timbre de la puerta, las voces humanas, los monitores para bebés y los relojes despertadores, además de sonidos relacionados con la seguridad, como las alarmas para el humo y contra los intrusos.

En el caso de los perros para personas con trastornos del espectro autista hacen un acompañamiento constante a lo largo del desarrollo del niño (paseos, actividades de ocio, ir a comprar, facilitar el sueño). Están adiestrados para promover su autonomía personal, pero también para preservar su integridad física, controlar situaciones de emergencia y guiarlas.

Diferentes normas autonómicas, con multas de hasta 10.000 euros por impedir el acceso

Todas las comunidades tienen normativas sobre perros de asistencia, pero regulan de forma diferente algunos aspectos y muchas no se han desarrollado.

"La comunidad de Murcia no reconoce los perros de asistencia para niños con autismo y sí el resto de las comunidades; un niño que vive en Murcia está discriminado respecto a otro que vive a unos kilómetros en Almería", explica a EFE Rosa Moncayo, de Cuenta Conmigo, una entidad dedicada al entrenamiento de perros de asistencia.

Baleares es una de las últimas regiones en aprobar la regulación -en 2021- para incluir, junto a los perros guía, los perros de aviso o alerta médica y los que acompañan a personas con trastornos del espectro autista.

Todas ellas especifican el derecho de acceso a lugares públicos o de uso público, espacios privados de uso colectivo, entorno laboral o medios de transporte; también las prohibiciones y límites al derecho de acceso, como en establecimientos alimentarios, restaurantes, piscinas y parques acuáticos.

Sin embargo algunas de estas normativas autonómicas no se han desarrollado. "No han creado el registro de centros oficiales, de profesionales o de perros", señala la experta de esta entidad que trabaja con perros de ayuda para mejorar la vida de las personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad.

En las normativas autonómicas, también se fijan requisitos diferentes para las entidades de adiestramiento, la capacitación profesional y las infracciones, que en el caso de las muy graves, como impedir el acceso o la deambulación en transportes o espacios de los usuarios y su perro de asistencia, pueden llegar a multas de 2.000 a 10.000 euros.

Terapias con perros que no curan pero mitigan el dolor y consiguen avances

Cada vez más hospitales están poniendo en marcha terapias asistidas con perros, pero también se han demostrado los efectos terapéuticos que la compañía de un perro tiene sobre mujeres víctimas de violencia machista o en las residencias.

Las terapias asistidas con perros no curan pero sí moderan el dolor en el caso del cáncer pediátrico un 30 %, según la cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).

En el hospital Niño Jesús (Madrid) se hacen terapias con perros en la unidad de daño cerebral para mejorar la psicomotricidad de estos niños; en el Gregorio Marañón se utiliza la asistencia con perros en oncología pediátrica porque la distracción con la mascota hace que el dolor se retraiga mientras disfrutan en la azotea de paseos con los animales.

El Doce de Octubre es pionero en utilizar esta terapia en las unidades pediátricas de intensivos.

En el caso de las víctimas hay experiencias que evidencian el impacto positivo en la recuperación de las víctimas de maltrato machista. La convivencia con un perro rompe el aislamiento producto del miedo y la responsabilidad de cuidarle obliga a cambiar rutinas y le da motivos para salir a la calle.

La regulación para las intervenciones asistidas con perros (terapia, educación y ocio) deben hacerse en otra ley, considera Moncayo. "Un perro de asistencia entra en un avión, en restaurantes, en gimnasios, es diferente a los perros de terapia; entrenar a un perro de asistencia puede llevar dos años, va a convivir continuamente con gente a la que le puede gustar o no los perros, por eso deben tener un comportamiento social exquisito", argumenta.

Desde Autismo España, su directora técnica, Ruth Vidriales Fernández, valora a EFE que la regulación en relación a los perros de asistencia se flexibilice para incorporar otras necesidades diferentes a las que estén asociadas a discapacidades físicas o sensoriales.

"Es positivo que cualquier persona que quiera beneficiarse de este tipo de apoyo pueda hacerlo y cuente con los medios necesarios para garantizar dicho apoyo", señala Vidirales, aunque aclara que los perros de asistencia no deben confundirse con recursos de intervención terapéutica. 

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