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Sábado 23/11/2024
 

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Sánchez afirma que lo que la derecha llama concordia es "revisionismo histórico"

"Así hay que llamarlo, y también son un atentado contra nuestra democracia y frente a la dignidad de las víctimas", según el presidente del Gobierno

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  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acusado a la derecha española de no haber superado algunos debates, como llamar dictadura al franquismo, y ha advertido de que las normas que preparan en varias comunidades no pueden llamarse de concordia porque en realidad son un intento de "revisionismo histórico".

Así lo ha expresado el presidente en un acto celebrado en Casa Mediterráneo de Alicante, a escasos metros del puerto desde donde partieron los últimos republicanos en la primavera de 1939, en recuerdo y homenaje a los hombres y mujeres que sufrieron el exilio por la guerra civil y la dictadura.

Acompañado por los ministros de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; y Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, así como del director de Casa Mediterráneo, Andrés Perelló, Sánchez ha criticado las denominadas 'leyes de la concordia' que impulsan el PP y Vox en la Comunitat Valenciana, Aragón y Castilla y León por ser "un ataque al derecho internacional".

"Así hay que llamarlo, y también son un atentado contra nuestra democracia y frente a la dignidad de las víctimas", según el presidente, para quien "jamás debe utilizarse la historia como táctica política".

"Pensábamos que en el año 2024 la derecha española tendría superados algunos debates, como llamar dictadura a un régimen" como el franquista o en torno al alzamiento de militares y políticos "que tuvieron las manos manchadas de sangre".

Para Sánchez, "eso se llama de muchas maneras pero nunca concordia: Se llama revisionismo histórico". En este sentido, ha añadido que uno de los relatores de Naciones Unidas que ha analizado las normas de PP y Vox ve que "hay que ser mala persona para no atender el reclamo de las víctimas".

Las palabras del presidente han sido tras la entrega de 29 diplomas de reconocimiento y reparación a otros tantos exiliados en el norte de África, a quienes ha enfatizado que el dolor que sufrieron sus parientes "no prescribe nunca" y, por lo tanto, "defender la memoria es una obligación".

También les ha alertado de que "las palabras no cambian de signo" pese a que "se tergiversan su significado", como ya ha ocurrido con las de "poetas o intelectuales que murieron víctimas del fascismo".

Muchos de los distinguidos en este acto son hijos o nietos y nietas de exiliados a bordo del buque inglés 'Stanbrook', uno de los últimos barcos que partió con republicanos a Argelia hace justo 85 años. Entre los reconocidos este miércoles, Max Aub a través de una nieta.

Bajo la cúpula turquesa que evoca el mar de Casa Mediterráneo, un cuarteto de viento ha tocado 'La vida breve', de Manuel de Falla, 'El cant dels ocells', de Pau Casals, y 'A galopar', de Paco Ibáñez. También se han leído fragmentos de 'Campo de los Almendros', de Max Aub, y de 'Anda Jaleo', de Federico García Lorca, además de varias intervenciones, como del biznieto de uno de los exiliados en el 'Stanbrook', Antonio Guill, y una representante de los que se marcharon a África, Eliane Ortega.

Este día de homenaje a las víctimas del exilio coincide con la partida del viejo carguero inglés ‘Stanbrook’ hacia Orán (Argelia) con 2.638 personas que se agolpaban en los muelles del puerto de Alicante en las últimas horas del reducto final de la zona republicana.

Constituyó una de las odiseas más simbólicas y desgarradoras del exilio español en los últimos días de la República, cuando junto al mar en Alicante se hacinaban en el puerto entre 12.000 y 15.000 refugiados -según los historiadores- a la espera de unos barcos con los que escapar que no llegaron. Tan sólo una pequeña parte de estos españoles pudo emprender la huida a bordo del vetusto carbonero inglés.

A las 23 horas del 28 de marzo de 1939, sin luz para evitar caer en manos del enemigo, el Stanbrook fue el penúltimo barco en salir de suelo republicano -el último fue el 'Marítime' pero sólo con varias decenas autoridades republicanas- gracias al arrojo y humanidad de su capitán, el escocés Archibald Dickson, quien se arriesgó llenando la cubierta y bodega con miles de refugiados.

Navegó durante 22 horas a Orán en condiciones precarias ya que el barco tenía sólo capacidad para 24 tripulantes y se adentró en el mar por debajo de la línea de flotación y pese a la amenaza de la aviación y la flota enemigas.

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