La Junta de Andalucía, ahora como antes, dedicada a desindustrializar y arruinar Andalucía, con especial énfasis en Sevilla, pues el propio presidente se interesa por llevarse a otro aeropuerto los vuelos negociados desde esta ciudad, continúa en el empeño de cerrar todas las empresas de transporte de viajeros por carretera, por el indisimulado procedimiento de inundar Andalucía de empresas foráneas, a quienes va entregando en sucesivos actos de vergonzoso entreguismo todas las concesiones retiradas a las empresas de aquí. Debería conocerse los intereses ocultos de los responsables de este saqueo.
En Andalucía ya han desaparecido por este procedimiento unas quince empresas, de las cuales once en Sevilla. Empresas que hasta ahora ingresaban sus impuestos en Andalucía, ahora lo ingresan en Madrid, en Galicia y otras comunidades. ¿Por qué ese interés? Porque eso, además de detraer ingresos a nuestra Comunidad, sólo podría justificar en la forma fullera en que se hace, a la señora presidente de Madrid, cuando ha dicho “los madrileños pagamos la sanidad y la escuela de los andaluces” en referencia a su mayor cifra de ingreso, pero no de producción, en la Hacienda de la villa.
La Junta de Andalucía, más preocupada por la egoísta auto defensa de los partidos catalanes y en vez de hacer lo mismo para defender Andalucía, más preocupado por quedar bien ante el poder ayusero, que por el bienestar de los andaluces, a quienes se debe y a quienes debería rendir cuentas, continúa la tónica comenzada hace dos siglos de trasvasar toda la industria, el comercio y los servicios creados en Andalucía a otras comunidades para hacerla dependiente de estas y así auto arrogarse razón cuando afirman “Andalucía no puede vivir sola”. Y al mismo tiempo para disimular, afirma que pondrá en regadío toda su superficie, como si no conocieran la imposibilidad, porque se necesita agua, de la que Andalucía es deficitaria. Pero así apoyan también su intención de vaciar los acuíferos y envenenar el agua del Guadalquivir con desechos mineros.
