Durante décadas, el acceso de la mujer a puestos de responsabilidad ha sido un camino largo y, en muchos casos, lleno de obstáculos invisibles. Aunque los avances han sido notables, el equilibrio real en el reparto del poder sigue siendo un reto pendiente en muchos sectores profesionales. La arquitectura técnica no ha sido ajena a esta realidad. Tradicionalmente vinculada a un perfil masculino, ha evolucionado en las últimas décadas hacia un escenario más diverso, pero aún con importantes retos en materia de igualdad. Pero hay momentos que marcan un antes y un después. No solo por lo que significan para quien los protagoniza, sino por lo que representan para todos. Durante muchos años, las mujeres han trabajado en esta profesión con entrega, con solvencia, con compromiso… pero a menudo en un segundo plano, sin ocupar los puestos de mayor visibilidad o responsabilidad. Por eso, lo que va a suceder el próximo lunes en el Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Sevilla va mucho más allá de una renovación en su presidencia: es la expresión de una conquista colectiva, de una sociedad que avanza hacia la igualdad real, donde el mérito y la vocación no entienden de géneros.
La elección de Helena Ruiz como presidenta del colectivo de los aparejadores de Sevilla es uno de esos momentos. Por primera vez en la historia de esta institución, una mujer asume su presidencia. Y no es solo un cambio de nombre o de rostro: es la confirmación de que los tiempos están cambiando, de que el talento femenino ha llegado para quedarse, también en los espacios donde se toman decisiones importantes.Helena Ruiz, a partir del lunes la nueva presidenta, no solo rompe un techo de cristal: lo hace con la firmeza de quien cree en el valor de su profesión, en el poder del trabajo en equipo y en la fuerza de la cercanía para liderar. Me consta que su presidencia será la de todas y todos: de los que están a pie de obra, de quienes enseñan en las aulas, de los que gestionan en una empresa y de los que rehabilitan esta ciudad desde el conocimiento técnico para hacerla más sostenible.
Este hecho trasciende lo meramente simbólico. Supone un reconocimiento a una trayectoria profesional sólida y comprometida, y al mismo tiempo lanza un mensaje claro al conjunto de la profesión: el liderazgo no tiene género, sino vocación, capacidad y visión de futuro. La presidencia de Helena Ruiz se convierte así en un paso adelante hacia una representación más justa y plural, que integre todas las voces que forman parte de la arquitectura técnica en Sevilla.En este contexto, no se trata solo de celebrar un logro individual, sino de situarlo en el marco de un proceso más amplio de transformación social. La presencia de mujeres en espacios de decisión es esencial para construir instituciones más representativas, más equitativas y más alineadas con los valores del siglo XXI. Helena Ruiz abre camino, sí, pero también invita a seguir avanzando hacia una cultura profesional donde el talento femenino encuentre el mismo respaldo, las mismas oportunidades y el mismo reconocimiento que siempre han tenido los hombres.
El próximo lunes, el Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Sevilla escribe una página nueva en su historia. Y lo hace con nombre de mujer. Este hito nos recuerda que abrir camino no siempre es fácil, pero siempre es necesario. Y que cuando una mujer avanza, abre la puerta para que muchas más puedan hacerlo detrás.
