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Lunes 18/11/2024
 

Huelva

“Fui heroinómano, estaba en la mierda y era un puto yonqui”

Un onubense, enganchado durante más de 15 años a la heroína, relata su experiencia desde que empezó hasta que terminó

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  • calle de huelva -

“Mi vida no tenía sentido. Desde que me levantaba hasta que me acostaba pensaba en consumir. Entré en un círculo vicioso. Fui heroinómano, estaba en la mierda y era un puto yonqui”, confiesa un onubense que llegó a estar enganchado durante más de quince años.

Era joven, “creía que lo sabía todo” y pretendía integrarse con los chavales de su barrio. Fue víctima de aquella España negra de los años 90 en la que la heroína estaba presente en prácticamente cada rincón. Sólo en 1990 fallecieron unas 300 personas por el consumo descontrolado de la heroína. “Empecé con lo que había. Fumaba porros y poco a poco quería más. Lo más barato era el caballo y lo probé tanto en plata como en jeringuilla. Era lo que se llevaba. La coca era para ricos”, cuenta sobre sus primeros coqueteos con la droga. “Lo típico era pillar los fines de semana y me di cuenta de que estaba enganchado cuando ya era una necesidad. Llegó a ser rutinario”, describe a Viva Huelva.

Cuando la droga te sumerge en ella “te vuelves otra persona”. “La mentira está en tu día a día, te crea ansiedad y necesidad por consumir”. Entonces es cuando uno “se tiene que buscar la vida y roba una y otra vez”, porque “tienes que meterte lo que sea”.

Esa nueva vida, la de un adicto, la de una persona que  “lo único en lo que piensa desde que se levanta hasta que se acuesta es en consumir”, provoca “graves problemas familiares” e incluso muchas veces irreparables. “Tuve un hijo, perdí mi trabajo, los problemas iban a más, llegue a tener mamoneos con la Justicia. Parecía que todo lo controlaba y realmente yo estaba metido en el hoyo”, comenta visiblemente emocionado. Y es que uno llega a tal punto cuando está metido en la droga que se distancia de sus amistades, pone excusas para no trabajar y “normaliza lo que puede una vida que es totalmente surrealista”, dice. “Quería mantener mi vida en el anonimato pero era un enfermo y daba asco”.

Esa vida tenebrosa, truculenta, tétrica y siniestra lleva a una “calle sin salida” y sólo en la oscuridad de la noche “te das cuenta de lo podrido que estás por dentro cuando necesitas meterte una dosis para quedarte dormido o medio moribundo”. Y en una de esas noches, este onubense, arrepentido y avergonzado, decidió decir “hasta aquí”. “Me di cuenta de que era un puto enfermo y fui a varios centros de desintoxicación. Estaba jodido físicamente, apenas sin dientes y era un yonqui. Había fallado a mi familia, lo que más quería. No podía seguir en ese círculo vicioso. Una sustancia había condicionado mi vida”.

Este antiguo heroinómano dio con la Asociación Arrabales, un centro terapéutico educativo para la rehabilitación de toxicómanos y que está situado en el alto del Conquero. “Estuve allí dos años. Me pusieron un tratamiento y gracias a Dios ahora puedo decir que estoy vivo. No es poca cosa”, manifiesta.

Sin embargo, este onubense es consciente de que “es un error” creerse que se ha curado. “La droga es una enfermedad para toda la vida. Hay que enfrentarse a ella y no ser un cobarde”. Entonces, cuando uno sabe cuál es su realidad, “uno tiene una vía para salir, y más si tiene el escudo de su familia”.

Este onubense, después de más de quince años enganchado a la plata y a la jeringuilla, puede decir que ha recuperado su “confianza y calidad de vida”, además de “familiares y trabajo”.

La heroína, gran problema

En 1990, en aquella España negra, la edad media del consumidor era de 26 años. En Huelva, a día de hoy, es de 44 años. Según los últimos datos ofrecidos por el Servicio Provincial de Drogodependencias y Adicciones (SPDA), durante 2016 creció el número de admisiones a tratamiento por la mezcla de heroína y cocaína, el dichoso ‘rebujo’, llegando al 17,9% de pacientes -el 8,8% de ellos en la capital-, sólo superados por las admisiones de cocaína (27,1%), alcohol (24%) y cannabis (20,2%).

El caballo, esa droga catalogada como de las baratas, ha crecido casi un 5% en sólo tres años en pacientes del SPDA, pasando de 172 en 2013 a los 213 de 2016. La heroína rompió la tendencia a la baja de su consumo en 2014 y 2015, en 2016 era ya una realidad su regreso y 2017 ha podido ser el año de su “consagración”, según indica a Viva Huelva el director de la Asociación Arrabales en Huelva, Federico Pérez. “En el último trimestre de 2017 hemos casi triplicado las atenciones por heroína en Arrabales. Hemos notado un repunte que hacía años que no pasaba”, asegura. ¿Está volviendo la heroína a Huelva?

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