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En román paladino

La camarilla y el camarote

Felipe González entorpece su hazaña política con las críticas a Pedro Sánchez

Publicado: 17/06/2020 ·
09:39
· Actualizado: 17/06/2020 · 09:39
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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El académico Juan Luis Cebrián escribe cada semana,  cada cierto tiempo,  no un artículo de opinión sino  un alegato contra el gobierno, en primer lugar, y contra el mundo mundial, en segundo término. El motivo es lo de menos.  Todo está fatal, no hay ni luz a la vista  ni  se atisba esperanza en el horizonte. Pero Pedro Sánchez, que llegó a la secretaría  general en el partido socialista, con su oposición,  y al gobierno de la Nación, sin su permiso y sin la formulación que patrocinaba el antiguo factótum de su grupo de comunicación, es el eje de sus obsesiones. Nada se escapa a la destrucción sistemática que el  gobierno está haciendo, a su juicio, del legado recibido. En sus últimas andanadas el COVID-19 ha sido otro motivo más para  continuar con el “cataclismo previsto”.

Sucede algo similar con un astro singular de la política española. Felipe González ha sido -con luces y sombras  muy analizadas- el presidente del gobierno  más duradero y también el más brillante. Modernizó el país, lo centró en Europa, desterró el militarismo y asentó la democracia. Pero esa hazaña política la entorpece con las continuas críticas a los que le han seguido en el desempeño del poder,  muy  especialmente a los de su propio partido.

Hay un nexo que transita por Caracas. La  interminable crisis venezolana, el posicionamiento de Zapatero  y la antigua vinculación de Podemos con  sus dirigentes están en el núcleo del despecho. Quien piense que  en la ministra de  AA.EE. o en el presidente del Gobierno  esos factores influyen lo más mínimo para su actuación nacional o internacional  es un enajenado.  En  cada ocasión  que les es posible, Cebrián y González hacen un reparto de responsabilidades paritario entre gobierno y oposición, porque si no la cuadratura del círculo no  les sale. Es capital en sus relatos tachar de mediocres a todos sin excepción para auto auparse a la categoría de  tribunos  cargados de autoridad moral, política, económica y social, dado que hablan untados con el  mismo bálsamo de aceite, vino, sal,  romero y ochenta padrenuestros, avemarías, salves y  credos, el de Fierabrás. La “camarilla clientelista”, de uno,  y el “camarote de los hermanos Marx”, de otro, la padecen los ciudadanos y los lectores. ¡Qué soledad!  Con Ovidio: “¿Por qué escribo te preguntas, admirado?”

 

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