La sección novena de la Audiencia de Barcelona ha resuelto absolver a Miguel CH.M., de 73 años, de dos delitos de asesinato por alevosía de los que era acusado por haber causado la muerte de un matrimonio de ancianos por asfixia el año 2005, mientras éstos dormían en una habitación en el geriátrico Hospital de Sant Andreu de Manresa.
Miguel CH. M. ha sido absuelto al considerar los jueces que en la realización del delito cometido concurrió la circunstancia eximente completa de la responsabilidad criminal de alteración psíquica, ya que el hombre padecía diversas patologías mentales.
En concreto, estaba diagnosticado de un transtorno orgánico de la personalidad, psicosis tipificada en el subtipo de transtornos de ideas delirantes, esquizofreniforme de origen orgánico y demencia no especificada, "cuadro que anulaba por completo sus facultades cognitivo-volitivas", indica en la sentencia como hecho probado.
El acusado deberá satisfacer a los tres hijos del matrimonio con un total de 150.000 euros en concepto de indemnización moral, que asumirán la entidad aseguradora Fiatc y la Fundación Sociosanitaria Manresa, donde estaban ingresados las dos víctimas y también Miguel CH. M.
La sentencia indica que la residencia psicogeriátrica del Hospital de Sant Andreu de Manresa tenía conocimiento de los antecedentes psiquiátricos y del diagnóstico médico del acusado y de la agresividad que "había protagonizado en fechas próximas al día de autos" y que, pese a estas circunstancias, "no se tomó la determinación de derivarlo a una unidad específica más adecuada".
El matrimonio asesinado estaba formado por Miguel G.S., de 69 años, y Carmen S.G., de 71, ambos naturales de la localidad sevillana de Ecija, y se encontraban ingresados en el mismo hospital que el acusado por una patología de demencia senil.
La noche en que se produjeron los hechos, el acusado entró en la habitación números 613 y 614, ocupada por el matrimonio fallecido, y, una vez allí, aprovechando que ambos dormían y que el hombre estaba sujeto a la cama para que no se cayera, los estranguló con sus manos y después entró al lavabo anexo.
De allí lo vieron salir dos enfermeras que acudieron a la habitación del matrimonio hacia las cinco de la madrugada para cambiarlos de postura y que constataron el fallecimiento de los dos ancianos y dieron la voz de alarma.