Hay fechas que pasan a la historia, sin emplear sustantivos y adjetivos pomposos. Una de esas es el 8 de Marzo de hace un año, el 2018. Mujeres y hombres nos lanzamos a la calle en defensa de la igualdad. Recuerdo, que estaba en Madrid y confieso que viví con emoción en dos horas muchos años de lucha y compromiso.
Me di cuenta que aquello era algo distinto, diferente a lo que habíamos vivido años atrás, la revolución feminista estaba en marcha. Este 2019, más que nunca hemos de reivindicar la igualdad real entre hombres y mujeres, más allá de palabras, declaraciones, discursos y manifiestos.
En los tiempos que corren no vale confiarse, pensando que lo que hemos conseguido ya no tiene marcha atrás. Ni lo piensen ni lo crean. Hemos de luchar porque no haya ningún retroceso en el marco de los derechos y no podemos permitir que en esa marcha del cangrejo, la mujer vuelva a ser ciudadana de segunda división.
Por eso, les pido a todo los movimientos feministas que cuenten conmigo, como un activista más en el feminismo. Es momento de pararnos a pensar, de ceder espacio, de asumir responsabilidades, de acabar con la masculinidad machista.
No podemos, ni debemos admitir que existan privilegios para unos y vetos e incapacidades para otros. Somos y pertenecemos a una sociedad plural y diversa. Nadie nos puede mandar callar ni maltratar en función de cual sea nuestro sexo.
En este Día Internacional de la Mujer de 2019, hemos de poner en valor el tema elegido por Organización de las Naciones Unidas “Pensemos en Igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio” Y este humilde juntapalabras, histórico cómplice de los primeros movimientos feministas en el Campo de Gibraltar, tiene que afirmar con firmeza y rotundidad;“Yo también, y preguntar al resto de mis compañeros varones ¿Y tú?
No podemos ni debemos conformarnos con abogar y conseguir la igualdad de género, sino que a estas alturas del siglo XXI, en la que todavía hay países en los que ocurren cosas increíbles, hemos de reivindicar con fuerza el empoderamiento de las mujeres, tanto en la protección social, el ámbito laboral, el acceso a los servicios públicos y su participación activa en la esfera de la toma de decisiones.
Si queremos conseguir un Planeta 50-50 para 2030, hemos de romper la situación actual, eliminar barreras, incorporar a esta lucha a los hombres y garantizar que ninguna mujer y ninguna niña se quede atrás. Continuemos la revolución.
El mundo actual en el que la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y el diseño, ocupan un lugar preeminente, no puede ser un espacio de desigualdad y de brecha digital entre mujeres y hombres, ambos han de jugar equilibradamente en lo que configuran los objetivos y las innovaciones de la sociedad del futuro.
Si los movimientos feministas, mujeres y hombres, no se convierten en verdaderos motores del cambio, estaremos alimentando la desigualdad, y no seremos capaces de provocar una transformación de la sociedad de la mano de la innovación que colabore a crear sistemas más inclusivos, que propicien igualdad de oportunidades.
En este 2019, y con la vista puesta en el horizonte de 2030, hemos de plantearnos el poner fin a todas las formas de discriminación de mujeres y niñas en todo el mundo: Yo también ¿Y tú?