España finalmente estuvo representada, tuvo voz y voto, en la cumbre del G-20 que se celebró en Washington hace una semana. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, interpretó la noticia como que España ha “ganado terreno” en la escena internacional. Para el ex inquilino de la Moncloa, José María Aznar, sin embargo, aquella presencia, en aquellas circunstancias, fue un síntoma de que España “necesita recuperar el rumbo” para no necesitar que le vayan “prestando sillas”.
El ex presidente del Gobierno y presidente de honor del PP, José María Aznar, asistió ayer en Madrid a la clausura del XI Congreso regional de las Nuevas Generaciones del PP, donde Pablo Casado fue reelegido como presidente. Allí, Aznar pronunció un discurso lleno de críticas al actual rumbo del país, desde temas como justicia a relaciones internacionales.
“No es lo mismo la memoria que reescribir la Historia. No es lo mismo la reconciliación entre los españoles que intentar confrontar y dividir a los españolas una vez más. Y no es lo mismo que un país pueda ir al futuro con objetivos claros, determinados, seguros, firmes en lugar de ir andando de prestado por ahí”.
La investigación iniciada por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón sobre el franquismo, y después abandonada, o el papel que jugó nuestro país en la cumbre sobre la situación económica celebrada en Washington son, a juicio del ex presidente, dos buenos motivos que ponen en tela de juicio la situación del país. España “necesita recuperar el rumbo” para volver a ser una de las “mejores democracias del mundo” y evitar así que le sigan “prestando sillas” porque no debe “andar de prestado”, consideró Aznar.
El ex jefe del Ejecutivo hizo estas declaraciones días después de la celebración de la cumbre del G-20 celebrada en Washington, en la que el presidente Rodríguez Zapatero tuvo que hacer ciertos esfuerzos para poder participar. A pesar de las reticencias de George W. Bush, finalmente el Ejecutivo ocupó una silla que le cedió el presidente de Francia y presidente de turno de la Unión Europea, Nicolas Sarkozy.