Lo advierte el sol, el brillo del mar, la forma de vestir y hasta los agradables paseos por la ciudad: ya huele a la festividad del Corpus Christi. Aunque el aroma más característico hace años que nos lo arrebataron -ese perfume inconfundible de juncia y romero que inundaba las calles del recorrido cada domingo de Corpus en Cádiz-, algo se mueve en el ambiente. Se siente la cercanía de una de las citas más importantes del calendario litúrgico: la salida de Jesús Sacramentado por las calles de nuestra ciudad.
Este año, además, con un sabor especial. Los santos patronos, los originales, aquellos que salieran de la gubia de la más grande escultora de todos los tiempos, volverán a la calle tras décadas de ausencia. Llama la atención que, después de habernos repetido durante años que las imágenes de Luisa Roldán no podían procesionar por su delicado estado, el Cabildo Catedral decida ahora sacarlas a la calle. ¡Nos alegramos, por supuesto! Pero alguien ha faltado a la verdad: o se mentía antes, o se miente ahora. Lo cierto es que San Servando y San Germán engrandecen la celebración, porque no todos los días se puede ver a obras de La Roldana recorrer Cádiz. El reciente estudio realizado por el restaurador Fabián Pérez Pacheco ha dado vía libre para que las imágenes salgan sin comprometer su integridad artística, y ese aval es clave.
Ambos patronos saldrán juntos, en un mismo paso, concretamente en el que cederá generosamente la Archicofradía de La Palma. Qué alegría ver cómo la hermandad viñera siempre está dispuesta a colaborar con las causas cofrades de la ciudad. No solo prestan el paso: Pedro Bueno ha puesto también a disposición del Cabildo la cuadrilla de cargadores, por si fuera necesario portar las imágenes. Gran labor la de Pedro Bueno para la Semana Santa de Cádiz. Este tipo de gestos sí merecen un reconocimiento: un Bartus, una Rosa Natural del Descendimiento o, por qué no, aquel desaparecido e inexplicablemente olvidado Senatus, que durante un tiempo entregaba el Consejo Local de Hermandades. Ahí lo dejo…
Ahora se abre el debate: ¿deberían ir los patronos por separado o, como finalmente será, juntos en un mismo paso? Personalmente, celebro que salgan unidos, como hermanos mártires que fueron, siempre juntos incluso en el martirio. Recordemos que San Servando y San Germán permanecieron unidos incluso cuando fueron encarcelados en tiempos de Adriano por proclamar públicamente su fe.
Y deben ir juntos también porque así lo cuenta la leyenda: Viator, el prefecto romano, ordenó nuevamente su encarcelamiento. Allí soportaron los peores martirios. A pesar del encierro, la falta de comida, agua y luz, los hermanos resistieron, provocando el asombro del propio Viator, que se vio obligado a marchar a Tingitana (Marruecos) y decidió llevarlos consigo. Así comenzaron su camino de Mérida a Cádiz, encadenados, descalzos y cargados. Por eso, desde aquí, aplaudimos que salgan juntos. Porque no es solo una procesión: es memoria, es historia, y es también una forma de rememorar aquel largo y doloroso camino que los trajo hasta nosotros.